Inspirado en la tradición y en la figura espiritual de
Martha la Dominadora
(maestra vudú mencionada en relatos populares y devocionales)
Marco espiritual
En la tradición oral, Martha la Dominadora es invocada como símbolo de carácter fuerte, magnetismo y dominio sobre las circunstancias, no como imposición sobre la voluntad ajena.
Su poder, según los creyentes, reside en la firmeza del espíritu, la palabra bien dicha y la claridad de intención.
🔮 Intención del hechizo
Activar magnetismo personal, respeto, autoridad espiritual y fortuna, para que las situaciones se inclinen a tu favor de forma justa.
🧿 Materiales
1 vela roja
1 vela blanca
1 vaso con agua
Canela en polvo
Un papel blanco
Un bolígrafo
Perfume o colonia personal
🌿 Preparación
Realiza el ritual en calma, sin ira ni desesperación.
Viste ropa clara o roja.
Coloca las velas frente a ti: roja a la izquierda, blanca a la derecha.
🔥 El Hechizo
Enciende primero la vela blanca (claridad y permiso espiritual).
Luego enciende la vela roja (fuerza y magnetismo).
En el papel escribe tu nombre completo y debajo:
“Mi palabra tiene peso. Mi presencia tiene poder.”
Espolvorea una pizca de canela sobre el papel.
Rocía una gota de tu perfume.
Coloca el papel bajo el vaso de agua.
Di en voz firme (sin gritar):
Por la fuerza del espíritu que me acompaña,
por la palabra que no tiembla,
invoco la energía de Martha la Dominadora,
maestra del carácter y del dominio interior.
Que yo domine mis miedos,
que mis caminos se rindan al orden,
que el respeto me preceda,
y la fortuna me reconozca.
Nada forzado, nada injusto,
solo lo que mi espíritu puede sostener.
Visualiza una situación donde te sientas seguro/a, respetado/a y firme.
🌙 Cierre
Agradece en voz alta.
Apaga las velas con respeto.
El agua déjala toda la noche y al día siguiente deséchala con cuidado.
El papel guárdalo 9 días y luego rómpelo.
🐍 Nota sobre la eficacia
Dentro de estas creencias, la eficacia de Martha la Dominadora no proviene del miedo ni del sometimiento, sino de:
la convicción,
la disciplina,
y el dominio de uno mismo.
Sin carácter, no hay vudú.
Sin claridad, no hay resultado.
